martes, 9 de junio de 2015

Temporada para madurar


Llegue a este lugar con muchas esperanzas, ilusiones y muchas ganas de aprender, porque siempre me ha parecido que en el Centro Cultural San Pablo  se abren miles de posibilidades y a pesar de tanto tiempo, me sigue pareciendo fantástico, casi mágico encontrar un lugar donde la historia y  la cultura se unen para querer transformar el lugar que me vio nacer, mi tierra y su cultura. Me pareció que ese fue mi principal motivo que me atrajo hasta aquí y que de esta aventura me traería cosas nuevas y me transformaría como persona. Al llegar aquí la primera lección práctica fue saber cómo funciona  la burocracia y su sentido de practicidad. Se suponía que estaría en el departamento de difusión pero por diversas circunstancias me pusieron como un custodio, no había entendido el sentido de que yo estuviera ahí, y como este camino en el futuro me ayudaría a crecer y me enseñaria el valor de la responsabilidad.  ¿Qué hacía ahí? Y ¿Qué relación tendría eso con estudiar Comunicación?

Durante la mayor parte de mis horas como custodio y aprendí el valor del servicio al público, mejorando mi manera y modo de hablar, para así poder comunicarme mejor e interactuar con la gente. Cosas de historia y algunos datos importantes de cultura que todos deberíamos saber para apreciar nuestro patrimonio. En entonces comprendí que el papel de un custodio radica en que somos el contacto directo con el público y así nosotros podemos enseñar a los visitantes el origen e importancia de cada una de las exposiciones y eventos que se hacen. Además aprendí desde el interior los motivos de las reglas que existen para la protección tanto de la seguridad de las personas como el patrimonio y además me divertí mucho en cada uno de los eventos en que pude participar. Aunque había ratos aburridos que me mataban y me hacían reflexionar mis tiempos haciéndome pensar la manera en que yo haría las cosas después que no estuviera aquí. Hice nuevos amigos, pues pude profundizar el valor que cada persona tiene como individuo, pues como personas, todos somos importantes en todos los lugares y nunca se sabe cuándo necesitaremos de alguien. Además me gustaba mucho que todos los que visitaban el lugar estaban dispuestos a escúchame y todo lo que yo había prendido de aquel hermoso lugar era de gran utilidad y daba de mi algo a la gente interesada en conocer un poquito más de la historia de Oaxaca, esto hizo desarrollar la paciencia y seguridad en mi misma.
Hubo un momento en que me dijeron  yo podía ir y apoyar en el departamento de Comunicación Social de la FAHHO, aunque fue casi en la recta final de mis horas de servicio, ahí también me pareció que aprendía otras cosas que ahora iban mas encaminadas a mi carrera, el sentir responsabilidad te da un gran marco para visualizar aún más el futuro, este cambio fue el reflejo de un balance que hubo en  donde prestaba servicio y este nuevo jefe se había dado cuenta de mis inquietudes y lo que había pasado al principio cuando llegue ahí pensando que estaría haciendo otras cosas y aunque tome el gusto por ser la que interactúa con los visitantes, me concedieron poder unirme a otro departamento. De aquí retomo el valor que tiene cada persona cuando los consideras por sus habilidades y aptitudes, porque de personas distintas puedes esperar tanto cosas buenas como cosas malas.
El periodo que viví ahí me dio momentos que se habían dibujado tantas veces en mi imaginación, que de haber sido escritos no habrían sido plasmados de tal manera cómo sucedieron.  Quiero hablar por las personas que estuvieron a mi lado y me ayudaron a crecer, este lugar me dio grandes lecciones y como tal me llevo superarme como persona. Hizo crecer un deseo en mí para ser tomada en cuenta, porque creo que tengo un valor, que puedo ser de ayuda, pues poseo los conocimientos y la preparación necesaria, hoy soy una mejor persona y por eso quiero trabajar de ahora en adelante por mis propios sueños. De esta experiencia aprendí que necesito ser más paciente, más sencilla y mucho más amable,  así como aprendí a confiar en la gente también aprendí a desconfiar en otras, porque en las vivencias no solo pueden haber cosas buenas, pero esto es la prueba que el servicio social se trata de una experiencia de vida.


A aunque mis sueños al llegar ahí eran otros, me doy cuenta que es momento de prepararme aún más, pues sigo siendo novata e inexperta en muchos aspectos. Sigo teniendo miedo para poder enfrentarme a la gente, a la realidad, quizá porque aún no soy tan fuerte, pero así es mi esencia y entendí que necesito crecer un poco para así convertirme en alguien experimentado y más que ser un adulto, es ser alguien maduro que sabe afrontar la realidad. Nadie va a poder cambiar la esencia de lo que soy, pero yo si quiero hacer de mi existencia algo bueno, algo que ayude tanto como este lugar que me dio tantas cosas que no se pueden medir en horas, pues me enseño que la vida se trata de querer trasformar nuestra sociedad hacia un camino de progreso y de ahora en adelante el mejor lugar para soñar con ese futuro será aquel en el que este yo, ahora sé que cada uno de nosotros tiene la capacidad de transformar el mundo. Por eso ahora me debo dejar guiar por mi corazón  para dejar atrás las cosas que ya no me hacen crecer, es así como me doy cuenta que mí tiempo ahí terminó. No sé si regresare, pero en mi corazón se guarda todo este año lleno de aventura e ilusión.      


Virginia Soledad Zaragoza Martínez

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