Llegue
a este lugar con muchas esperanzas, ilusiones y muchas ganas de aprender, porque
siempre me ha parecido que en el Centro Cultural San Pablo se abren miles de posibilidades y a pesar de
tanto tiempo, me sigue pareciendo fantástico, casi mágico encontrar un lugar
donde la historia y la cultura se unen
para querer transformar el lugar que me vio nacer, mi tierra y su cultura. Me
pareció que ese fue mi principal motivo que me atrajo hasta aquí y que de esta
aventura me traería cosas nuevas y me transformaría como persona. Al llegar
aquí la primera lección práctica fue saber cómo funciona la burocracia y su sentido de practicidad. Se
suponía que estaría en el departamento de difusión pero por diversas circunstancias
me pusieron como un custodio, no había entendido el sentido de que yo estuviera
ahí, y como este camino en el futuro me ayudaría a crecer y me enseñaria el
valor de la responsabilidad. ¿Qué hacía
ahí? Y ¿Qué relación tendría eso con estudiar Comunicación?
Durante
la mayor parte de mis horas como custodio y aprendí el valor del servicio al público,
mejorando mi manera y modo de hablar, para así poder comunicarme mejor e
interactuar con la gente. Cosas de historia y algunos datos importantes de cultura
que todos deberíamos saber para apreciar nuestro patrimonio. En entonces
comprendí que el papel de un custodio radica en que somos el contacto directo con
el público y así nosotros podemos enseñar a los visitantes el origen e
importancia de cada una de las exposiciones y eventos que se hacen. Además
aprendí desde el interior los motivos de las reglas que existen para la
protección tanto de la seguridad de las personas como el patrimonio y además me
divertí mucho en cada uno de los eventos en que pude participar. Aunque había
ratos aburridos que me mataban y me hacían reflexionar mis tiempos haciéndome
pensar la manera en que yo haría las cosas después que no estuviera aquí. Hice nuevos
amigos, pues pude profundizar el valor que cada persona tiene como individuo,
pues como personas, todos somos importantes en todos los lugares y nunca se
sabe cuándo necesitaremos de alguien. Además me gustaba mucho que todos los que
visitaban el lugar estaban dispuestos a escúchame y todo lo que yo había prendido
de aquel hermoso lugar era de gran utilidad y daba de mi algo a la gente
interesada en conocer un poquito más de la historia de Oaxaca, esto hizo desarrollar
la paciencia y seguridad en mi misma.
Hubo
un momento en que me dijeron yo podía ir
y apoyar en el departamento de Comunicación Social de la FAHHO, aunque fue casi
en la recta final de mis horas de servicio, ahí también me pareció que aprendía
otras cosas que ahora iban mas encaminadas a mi carrera, el sentir
responsabilidad te da un gran marco para visualizar aún más el futuro, este
cambio fue el reflejo de un balance que hubo en
donde prestaba servicio y este nuevo jefe se había dado cuenta de mis
inquietudes y lo que había pasado al principio cuando llegue ahí pensando que
estaría haciendo otras cosas y aunque tome el gusto por ser la que interactúa
con los visitantes, me concedieron poder unirme a otro departamento. De aquí
retomo el valor que tiene cada persona cuando los consideras por sus
habilidades y aptitudes, porque de personas distintas puedes esperar tanto
cosas buenas como cosas malas.
El
periodo que viví ahí me dio momentos que se habían dibujado tantas veces en mi
imaginación, que de haber sido escritos no habrían sido plasmados de tal manera
cómo sucedieron. Quiero hablar por las
personas que estuvieron a mi lado y me ayudaron a crecer, este lugar me dio grandes
lecciones y como tal me llevo superarme como persona. Hizo crecer un deseo en mí
para ser tomada en cuenta, porque creo que tengo un valor, que puedo ser de
ayuda, pues poseo los conocimientos y la preparación necesaria, hoy soy una
mejor persona y por eso quiero trabajar de ahora en adelante por mis propios
sueños. De esta experiencia aprendí que necesito ser más paciente, más sencilla
y mucho más amable, así como aprendí a
confiar en la gente también aprendí a desconfiar en otras, porque en las
vivencias no solo pueden haber cosas buenas, pero esto es la prueba que el servicio
social se trata de una experiencia de vida.
A
aunque mis sueños al llegar ahí eran otros, me doy cuenta que es momento de
prepararme aún más, pues sigo siendo novata e inexperta en muchos aspectos. Sigo
teniendo miedo para poder enfrentarme a la gente, a la realidad, quizá porque
aún no soy tan fuerte, pero así es mi esencia y entendí que necesito crecer un
poco para así convertirme en alguien experimentado y más que ser un adulto, es
ser alguien maduro que sabe afrontar la realidad. Nadie va a poder cambiar la
esencia de lo que soy, pero yo si quiero hacer de mi existencia algo bueno,
algo que ayude tanto como este lugar que me dio tantas cosas que no se pueden
medir en horas, pues me enseño que la vida se trata de querer trasformar nuestra
sociedad hacia un camino de progreso y de ahora en adelante el mejor lugar para
soñar con ese futuro será aquel en el que este yo, ahora sé que cada uno de
nosotros tiene la capacidad de transformar el mundo. Por eso ahora me debo
dejar guiar por mi corazón para dejar
atrás las cosas que ya no me hacen crecer, es así como me doy cuenta que mí
tiempo ahí terminó. No sé si regresare, pero en mi corazón se guarda todo este
año lleno de aventura e ilusión.
Virginia Soledad
Zaragoza Martínez
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